Sesgo cognitivo
Un sesgo cognitivo o prejuicio cognitivo en la psicología cognitiva indica una opinión o prejuicio, no necesariamente basado en pruebas pertinentes, desarrollado sobre la base de la interpretación de la información disponible, aunque los datos no sean lógicos o no estén relacionados entre sí.
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[editar] Generalidades
El prejuicio cognitivo son muchos efectos estudiados de distorsión en relación a la interpretación de la información. Son comunes a casi todos los seres humanos. Es decir el observador percibe la información de forma selectiva o subjetiva.
En la Psicología cognitiva o en la Psicología social se incluyen entre sus estudios: las atribuciones sociales, los errores de memoria, la interpretación estadística etc. Los sesgos desvían drásticamente la fiabilidad tanto de las pruebas legales como de las anecdóticas. Los sesgos sociales se denominan generalmente sesgos atribucionales, y afectan a nuestras interacciones sociales de cada día. También están presentes en la probabilidad y toma de decisiones que afectan significativamente al método científico, que ha sido diseñado deliberadamente para disminuir tales sesgos del observador.
Los sesgos surgen de varios aspectos de nuestras vidas, la lealtad, el riesgo local, la falta de atención, etc. y son difíciles de codificar o identificar. Los primeros en identificarlos fueron Daniel Kahneman, nacido en 1934, y su colaborador Amos Tversky como investigadores dentro del comportamiento económico. Tversky & Kahneman intentaban averiguar cuales son los mecanismos cognitivos empleados en los métodos de resolución de problemas mediante heurísticas, incluyendo entre ellas, la heurística de disponibilidad y la heurística de representación.
Algunos investigadores posteriores, tales como David Funder y Joachim Krueger han sugerido la posibilidad de ver los prejuicios cognitivos no como errores, sino como atajos empleados por los humanos a la hora de predecir y tomar decisiones, sobre todo cuando no hay mucha información. Por ejemplo, el sesgo de efecto de falso consenso describe la tendencia general de ver las propias actitudes y conductas como comunes, apropiadas y normales; mientras que observamos las conductas y actitudes ajenas como inapropiadas, poco comunes y desviadas.
[editar] La ética del prejuicio
Vulgarmente entendemos por prejuicio el tomar decisiones sin tener una experiencia propia, un hecho que evolutivamente parece estar extendido. En psicología, este término hace referencia a la distorsión de la información que se produce en nuestro cerebro al procesarla. En el español de uso corriente la expresión "prejuicio cognitivo" se acerca más al significado de las palabras «tendencia», «sesgo» o «predisposición».
Con frecuencia se le asocian a la predisposición o prejuicio cognitivo, unas connotaciones éticas negativas, puesto que todo prejuicio, éticamente hablando, es injusto por definición, sin embargo la tendencia, o mejor dicho, la manera que tiene la conciencia de procesar la información, no debería ser catalogada éticamente, si se asume que ésta es el legado natural de la evolución. Así, la información prejuiciosa, en ciencia, no es éticamente reprobable, ya que es la manifestación de un modelo de comportamiento o proceso mental beneficioso para el individuo desde el punto de vista de la evolución. Lo que en ciencia es reprensible es el acto de evitar comprobar el prejuicio o solución, desde una postura científica, el situarse en una postura cerrada y fija y aislarse dando por ciertos los datos imaginados.
El conocimiento y manera de pensar tendenciosos deben separarse de los actos prejuiciosos que son los que producen una ética reprobable. Así, por ejemplo, la ciencia nos dice que existe el planeta Urano, pero ya desde la infancia y sin comprobarlo porque se ha recibido sin razonarlo a una edad temprana, se cree de manera preferente en su existencia. El no comprobarlo científicamente el individuo es un acto que evita el gasto energético y de tiempo, de comprobarlo y que además proporciona estabilidad social.
- Hoy en día se vive del prejuicio informativo de muchas fuentes porque el trabajo necesario de comprobarlo nos impediría vivir en sociedad. Por tanto, se ha hecho inevitable basarse en suposiciones, prejuicios o probabilidades, que la conciencia decide sesgar de una manera u otra en función de resultados anteriores, sin embargo, si nadie comprobara de manera regular la veracidad de la información, cuando la propia vida o una decisión depende de dicha veracidad, estaríamos hablando de un acto prejuicioso o negligencia. Así el acto de evitar la experimentación o no verificar la información desde una perspectiva informada y protegida, es un acto prejuicioso que en tal caso, sería reprobable. No es un acto negativo el pensar cautelosamente de manera prejuiciosa.
- Al mismo tiempo, independientemente del cariz ético que adopta en la sociedad debido a la existencia de grupos sociales específicos, no solo el prejuicio sino los actos prejuiciosos han sido inevitables, ya que siempre ha sido necesario convencer a los aliados para dar incluso su vida por una causa que no es comprobable o que no sería viable comprobar dado el tiempo y número de personas que se necesitan. Los medios de información son los que ponen pruebas indirectas, y por tanto falsificables, que informan al grueso de la población.
Bajo esas premisas, la supervivencia, en un sentido evolutivo, pasa por adelantarse y asegurarse independientemente o sin tener en cuenta la veracidad de la información. Este conflicto entre la ética y lo que razonadamente debería hacerse y entre el egoísmo y lo que es más fácil y seguro para la propia supervivencia, es lo que, en función de los recursos, se da todos los días.
Eliminar los actos prejuiciosos y evitar la negligencia mediante la comprobación implica evitar en cierta medida el respeto o autocensura de las creencias establecidas, si esto quiere decir dejar de criticarlas. De hecho, la fortaleza de una creencia es mayor cuanto mejor ha solucionado el problema.
En el Método científico la crítica, debate, testeo, comprobación o maltrato de las ideas establecidas, consigue que algunas de ellas muten y se aproximen más a la verdad. El problema o negligencia no está en la crítica de las ideas, sino en la respuesta de la creencia al ataque ya que algunas obvian la respuesta razonada o incluso el silencio (Argumento a silentio) y responden con violencia ya sea porque se creen poseedores de la verdad y no desean perder tiempo y energía en explicarla (Argumento ad baculum) o bien porque no les beneficia (Argumentum ad ignorantiam) o son reacios al cambio (argumentum ad antiquitatem). Tanto lo uno como lo otro son comportamientos prejuiciosos que tienen su raíz en los prejuicios cognitivos.
[editar] Sesgos ampliamente estudiados
- Sesgo retrospectivo o sesgo a posteriori: es la inclinación a ver los eventos pretéritos como predecibles.
- Sesgo de correspondencia, denominado también error de atribución: es la tendencia de hacer excesivo énfasis las explicaciones fundamentadas, comportamientos o experiencias personales de otras personas.
- Sesgo de confirmación: es la tendencia a investigar o interpretar información que confirma preconcepciones.
- Sesgo de autoservicio: es la tendencia a reclamar más responsabilidad para los éxitos que por los fallos. Se muestra también cuando la gente tiende a interpretar como beneficiosa para sus propósitos información ambigua.
- Sesgo de falso consenso: es la tendencia experimentalmente corroborada de creer que las propias opiniones, creencias, valores y hábitos están más extendidos entre el resto de la población de lo que realmente lo están.
[editar] Véase también
[editar] Bibliografía
- Gilovich, Thomas (1991): We know what isn't so. The falibility of human reason in everyday life, The Free Press [traducción española: Gilovich, Thomas (2009): Convencidos, pero equivocados, ed. milrazones, ISBN 978-84-936412-2-1].
[editar] Enlaces externos
- Las raíces del pensamiento: Errar es humano (en inglés)